Trasplantar una zamioculca puede parecer un desafío, pero es un proceso esencial para mantener esta resistente planta de interior en perfectas condiciones. Con el tiempo, las raíces de la zamioculca pueden quedarse sin espacio o el sustrato perderá sus nutrientes, afectando su crecimiento. Por suerte, con los materiales adecuados y algunos pasos sencillos, puedes asegurarte de que tu planta siga creciendo fuerte y saludable. En esta guía, te explicaremos cuándo es el momento ideal para trasplantarla, cómo elegir la maceta y el sustrato correcto, y los cuidados básicos para después del trasplante.

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¿Cuándo se trasplanta una zamioculca?
Saber cuando trasplantar una zamioculca es clave para no estresar la planta, y lograr el crecimiento saludable que estamos buscando en ella. Aunque es una especie conocida por ser de bajo mantenimiento, hay ciertos momentos y señales que indican que necesita un cambio de maceta. Estas son las cosas que uno debe revisar para saber si ya es tiempo de trasplantarla:
- Raíces sobresaliendo de la maceta: Si notamos que las raíces empiezan a salir por los orificios de drenaje o están apretadas contra las paredes de la maceta, es hora de trasplantar.
- Crecimiento lento o estancado: En este punto hay que tener cuidado, la zamioculca es de crecimiento lento por naturaleza, por lo que sería fácil confundirnos. Debemos observar si no presenta hojas nuevas durante meses, puede ser una señal de que requiere más espacio o tal vez un sustrato fresco.
- Sustrato agotado: Cuando pasa el tiempo el suelo pierde los nutrientes esenciales. Si han pasado más de dos años desde el último trasplante, es probable que la planta necesite un nuevo sustrato.

Época ideal para trasplantar
El mejor momento para trasplantar una zamioculca es sin duda durante la primavera o el verano, en esos momentos la planta esta en su fase de crecimiento activo. Debemos tratar de evitar a toda costa hacerlo en invierno, ya que en esta época se encuentra en reposo y le costará más adaptarse al cambio.
Materiales necesarios para trasplantar una zamioculca
Es importante reunir los materiales que necesitaremos previo a comenzar con el trasplante de la planta, así garantizaremos que el proceso sea exitoso y evitarle el estrés a la planta. Esta es una lista detallada de lo que usaremos para el trasplante:
- Maceta con buen drenaje: Elige una maceta que sea entre 2 y 4 cm más grande que la anterior. Asegúrese de que tenga agujeros en la base para evitar acumulaciones de agua, ya que la zamioculca es muy sensible al exceso de humedad.
- Sustrato adecuado: Utilice un sustrato ligero y bien drenado. Una mezcla ideal podría incluir tierra universal, perlita y un poco de arena para garantizar que el agua no se acumule en las raíces.
- Guantes de jardinería (opcional): Este no es extremadamente necesario, pero como la savia puede ser irritante para la piel. Utilizando guantes podemos protegernos durante el proceso.
- Paleta de jardinería: Este instrumento te ayudará a mover el sustrato ya manejar la planta con mayor facilidad.
- Plato o bandeja para la maceta (opcional): Así podremos colocar el plato debajo de la maceta para recoger el exceso de agua después del riego
- Regadera con agua: Una vez la trasplantemos, la zamioculca necesitará un riego ligero para ayudarla a asentarse en su nuevo hogar.

Esto serían las cosas necesarias, como verán hay algunas que pueden ayudar en el proceso aunque no son estrictamente necesarias.
Cómo trasplantar una zamioculca paso a paso
Puede parecer una tarea complicada pero siguiendo estos pasos vamos a hacer que el proceso sea sencillo:
- Prepare la nueva maceta y el sustrato: Primero llene la base de la nueva maceta con una capa de sustrato fresco. Esto asegurará que las raíces tengan un buen soporte y espacio para crecer.
- Retira la planta con cuidado: Sujeta la base de la planta y tira suavemente para sacarla de la maceta anterior. Si está muy apretada, golpee ligeramente los bordes de la maceta o utilice una herramienta para aflojar la tierra.
- Revisa las raíces: Inspecciona las raíces y corta aquellas que estén dañadas, podrían ser demasiado largas con unas tijeras de podar desinfectadas. Este paso ayudará a evitar problemas de salud en la planta.
- Coloca la planta en la nueva maceta: Coloque la zamioculca en el centro de la maceta y asegúrese de que las raíces estén bien distribuidas. La base del tallo debe quedar a nivel del borde de la maceta, sin enterrarla demasiado.
- Añadir el sustrato: Ahora rellenaremos los espacios alrededor de las raíces con más sustrato. Presiona ligeramente con las manos para fijar la planta, pero sin compactar demasiado la tierra, ya que esto podría dificultar el drenaje.
- Riega un poco: Una vez trasplantada, riega la planta con moderación. Asegúrese de que el agua fluya bien por los orificios de drenaje. Evita encharcar, ya que las zamioculcas son sensibles al exceso de agua.
- Colócala en un lugar adecuado: Después del trasplante, ubique la planta en un lugar con luz indirecta brillante. Evite exponerla al sol directo o a corrientes de aire hasta que se haya recuperado.

Cuidados después del trasplante
Trasplantar una zamioculca puede ser un poco estresante para la planta, por lo que es fundamental brindarle los cuidados adecuados durante las semanas siguientes para que se recupere y crezca saludable. Aquí te dejamos algunas recomendaciones clave:
- Riego moderado: Después del trasplante, riega ligeramente y espera a que el sustrato se seque antes de volver a regar. La zamioculca almacena agua en sus raíces y tallos, por lo que el exceso de humedad puede dañarla.
- Evite fertilizar durante el primer mes: Aunque el sustrato fresco suele contener nutrientes, las raíces necesitan tiempo para adaptarse antes de recibir fertilizantes. Pasado un mes, puedes empezar a abonar con un fertilizante líquido diluido para plantas de interior.
- Ubicación adecuada: Coloque la planta en un lugar con luz indirecta brillante. Como ya hemos mencionado en otros artículos evite exponerla al sol directo, ya que las hojas podrían quemarse, especialmente mientras la planta se recupera del trasplante.
- Supervisa la salud de la planta: Observa las hojas y los tallos en busca de signos de estrés, como hojas amarillas, manchas marrones o caída de hojas. Las hojas amarillas pueden ser una señal de riego inadecuada o estrés por el trasplante. Si notas este problema, consulta nuestra guía sobre cómo tratar hojas amarillas en zamioculcas para identificar las causas y solucionarlo.
- Evita cambios bruscos de ambiente: Durante las primeras semanas después del trasplante, evita mover la planta con frecuencia. Los cambios repentinos de luz, temperatura o ubicación pueden causar más estrés a la zamioculca.
- Controla las plagas: Aunque es poco común, las zamioculcas pueden ser atacadas por plagas como cochinillas o ácaros después de un trasplante. Inspecciona las hojas regularmente y, si detecta alguna plaga, actúa rápidamente con un insecticida natural o específico para plantas de interior.
- Dale tiempo para adaptarse: Recuerda que las zamioculcas son plantas de crecimiento lento. No esperes nuevos brotes de inmediato, ya que la planta primero se centrará en adaptarse y fortalecer sus raíces en el nuevo sustrato.
Conclusión
Trasplantar una zamioculca no solo le proporciona más espacio para crecer, sino que también mejora su salud al renovar el sustrato y ofrecer condiciones óptimas para sus raíces. Aunque este proceso puede parecer complicado, con los materiales adecuados y los cuidados posteriores descritos en esta guía, tu planta se recuperará rápidamente y seguirá siendo un punto de belleza en tu hogar.
Recuerda prestar atención a las señales que indican tu zamioculca y no apresurarte en trasplantarla si no es necesario. Al seguir estos pasos y consejos, disfrutarás de una planta saludable, resistente y lista para seguir creciendo durante muchos años más.